Es importante cuestionar constantemente las ideas de futuro que nos imponen como si ya estuvieran validadas, cuando en realidad carecen de consenso. Ideas como el libro electrónico, las criptomonedas o el metaverso como horizontes irrefutables, como superaciones, como eclipses de lo anterior. Tenemos que desfuturizarnos. Todo vuelve. O nunca se va.